Es entonces cuando se nos abren las manos y se nos dibuja un asfalto, un camino a seguir, con un pasaje de ida hacia un no-retorno, hacia una supuesta eternidad, hacia un demarcado porvernir.
Cuando dejaremos de decirnos palabras verdes y de escupir peces; cuando dejaremos de intentar resarcirnos, de procurarnos la limpieza de las culpas, los olvidos y los odios; y aprenderemos a contentarnos con las distancias, esas que nos separan y nos unen, esas que nos permiten, de vez en cuando, ser, quienes somos.
Será entonces cuando se nos abran las manos y se nos dibuje el asfalto, ese camino a seguir, con ese pasaje de ida hacia el no-retorno, hacia la supuesta eternidad, hacia el porvenir, sin sombras, ni espejos, sin claroscuros de la posibilidad y de la duda.
miércoles, 24 de enero de 2007
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Cada día.
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de Pe a Pa
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22:21
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