Nos miraban; por encima de los hombros nos miraban. Con asco quizás, con odio, con vergüenza, envidiosos.
Nos miraban, con tanta fijeza y escudriño. Absortos ante tanto lirismo, ante nuestras formas encadenadas, nuestra cadencia. Deseaban nuestros besos, los abrazos y el abrigo. Pero eramos uno, imposible el desparpajo, y frente a la parafernalia de copas y sonrisas fútilmente esbozadas, nos estabamos amando. Amabamos el tiempo que nos quitaba el tiempo mismo, la opacidad de los espejos reflejando nuestra transparencia, la cercanía de las manos y los labios, la torpeza del retozo primero. Y eran tantos esos hombros y tantos más los ojos, que nos lavaban lo impropio.
El pecado no existía, ni la promesa, ni la vida eterna. Eramos nosotros, simplemente nosotros mismos: eso, bastaba.
viernes, 4 de agosto de 2006
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
me gusta mucho lo que escribis
"Pero eramos uno, imposible el desparpajo, y frente a la parafernalia de copas y sonrisas fútilmente esbozadas, nos estabamos amando"
es muy bueno, de verdad
Aunque estéticamente distinto, me hizo acordar a "amantes asesinados por una perdiz" de lorca. Lindo
La verdad que quedó muy lindo, si si.
Besos
Keep up the good work » »
Publicar un comentario