Irremediablemente Siempre

lunes, 28 de agosto de 2006

3
Lo posible.

No lo abandones, aunque esté demasiado muerto no lo abandones. Quitale la corona de flores de la cabeza, el maquillaje del rostro, las manos del pecho. Arrancalo de la comodidad de un féretro, de su memoria de velorio, de los transeúntes en llanto.
Y si aún así no abre sus ojos, no lo abandones. Arrebatale las cenizas, el dolor y el pasto fresco del recuerdo.
La muerte ya no tiene clientes, hasta los autos que la trasportaban se despojaron de sus vidrios y permitieron al aire desflorado adueñarse de sus largas colas ceremoniosas pronunciando a tiempo el último pésame.
La muerte hoy no tiene clientes, hay dos paraguas colgando de donde nunca antes habían colgado, nuestros pasos son uno solo y vemos que el cielo nos sonríe sobriamente con una boca tan blanca como la luna misma, contrastando su luminosidad con el posible universo.
 

3 comentarios:

Jonathan dijo...

Alegra saber que tuvo un final feliz.

Prometo algún día hacer un buen repaso de todo.

matias leonel dijo...

lo triste de la muerte es que no tiene clientes.
sino mas bien complices ultimamente.

como bush, como los putos europeos... como tantos otros que son y han sido...

en fin.
beso :)

Pesimista Necesario dijo...

Nosotros nacemos aquí y morimos allá. Es así de simple. Los otros días estuve volando un rato pensando en el plus ultra.
Anhelo perpetuo.

Publicar un comentario