La amargura.
Un motivo nunca es demasiado. La otra parte del asunto puede abrirse. Tu motivo nunca alcanza. Se necesita un consenso. Como las respuestas a las preguntas, o las preguntas que son respuestas. Como el chorrito de vino en la salsa, o el beso antes de dormir. Como la energía para hacer o dejar de hacer. Como nosotros, como tu presencia. Ya no voy a enumerar cosas que complementen a otras, o quizás lo esté haciendo sin notarlo. Quizás soy un constante devenir, una insoportable idea de ida y vuelta.
Verte contra esa pared, resguardandote de mi imagen, de yo como el anticristo, de mi persona como algo indeseado, tirandote hacia atrás como alguien que teme a algo. Inquirir y recibir las respuestas como algo automático y prefigurado.
Nunca quise tal cosa.
Pero querer no es poder. Y un motivo nunca es demasiado.
sábado, 3 de junio de 2006
Un motivo nunca es demasiado.
Publicado por
de Pe a Pa
en
0:12
Enviar por correo electrónico
Escribe un blog
Compartir con Twitter
Compartir con Facebook
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Van mal las cosas, eh?
¿Quién no quiso ser feliz?
Your are Excellent. And so is your site! Keep up the good work. Bookmarked.
»
I find some information here.
Publicar un comentario